Alejandro III de Macedonia, conocido como Alejandro el Grande o Alejandro Magno (356 a.C. - 323 a.C.) Rey de Macedonia a los 20 años del 336 a.C. hasta su muerte; discípulo de Aristóteles y gran conquistador del mundo "conocido" en esa época.
"Que difícil es el ser humano, nacer no pide, vivir no sabe y morir no quiere."
Se cuenta que los tres últimos deseos de Alejandro el Grande; encontrándose al borde de la muerte y al convocar a sus generales, fueron:
Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.
Que los tesoros que había conseguido por sus conquistas (plata, oro y piedras preciosas) fueran esparcidos por el camino hasta su tumba.
Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones. Alejandro explicó:
Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos NO tienen ninguna autoridad ante la muerte, ni el poder de curar.
Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí permanecen.
Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el TIEMPO.
enviado por mi amigo Jorge Gordillo
Alejandro es el mayor de los iconos culturales de la Antigüedad, ensalzado como el más heroico de los grandes conquistadores, un segundo Aquiles («soldado y semidiós»), para los griegos su héroe nacional y libertador, o vilipendiado como un tirano megalómano que destruyó la estabilidad creada por los persas. Su figura y legado han estado presentes en la historia y la cultura, tanto de Occidente como de Oriente, a lo largo de más de dos milenios, y ha inspirado a los grandes conquistadores de todos los tiempos, desde Julio César hasta Napoleón Bonaparte.
Al morir nada material te llevas, el TIEMPO es el tesoro más valioso que tenemos porque es limitado.
Podemos producir más dinero, pero no más tiempo.
Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar; nuestro tiempo es nuestra vida.
EL MEJOR REGALO que le puedes dar a alguien es tu tiempo y te aconsejo que se lo dediques a Dios, a tu familia, a tus amigos y en la medida de tus posibilidades a VIAJAR.
Nota de la redacción
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